Cuando la semana pasada llegó a nuestro
conocimiento la reciente creación de un par de
entidades de mediación (una asociación y una empresa) ambas con nombres
fonéticamente muy parecidos al nuestro, pues la
diferencia es una o dos letras, enfocamos el
asunto de la manera más acorde al principio fundamental de esta profesión: el diálogo.
En el año 2012,
cuando decidimos registrar nuestra marca (nombre, logotipo y colores) desde el ánimo de dotarnos de una identidad corporativa que canalizara la ilusión compartida por nuestro proyecto, nunca fue con la intención de llegar a poner en práctica para
defenderla la clásica bateria de medidas procesales: demanda,
denuncia, medidas cautelares, etc, de manera que siempre nos guió la idea de que en el mundo de la mediacion nunca serian necesarias. De
hecho, nuestro fin es evitarlas.
Proviniendo del
mundo jurídico en nuestro caso, todo el entorno de colegas y amigos nos
aconsejaba pasar a la acción: demanda, denuncia, hazlo publico…Porque estamos
acostumbrados a pleitear. En las Facultades de Derecho no se enseña a negociar,
se nos forma para el proceso, para el litigio. Tambien olvidan muchos abogados
que en su propio código deontológico se establece como deber del letrado
estudiar todas las vías posibles para satisfacer los intereses de su cliente,
dandole a conocer todas las opciones, incluidas las extrajudiciales, (art. 13.9
Codigo Deontologico de la Abogacia Española).
En el primer caso, con la asociacion en cuestion, hicimos las averiguaciones necesarias para
entrar en contacto con sus responsables, les hablamos de
la confusion que el hecho produciria entre ambas entidades, no siendo deseable
para ninguna de las dos y tratando de patentizar que, si nosotros fuimos antes, quizás ellos lo puedan hacer mejor, circunstancia que
justifica por sí sola la corrección del nombre
elegido para su asociacion hasta borrar cualquier sospecha de plagio, una vez
que nosotros ya nos hemos dado a conocer, con gran esfuerzo tras unos duros
comienzos.
Los compañeros de
la asociacion han comprendido el beneficio para ambos de soslayar esta
situacion y finalmente han reconsiderado su postura, procediendo a
cambiar su denominación, pidiendonos un tiempo para poder llevarla a cabo.
En el segundo
caso, a la nueva empresa de mediacion -con la que ademas compartimos marco
geografico-, le honra el que se dirigieran previamente a nosotros para
comunicarnos su eleccion. No obstante agradecerselo, les hemos transmitido las
mismas razones para justificar nuestra postura en defensa de la variedad de
denominaciones que eviten la confusion, que en nada beneficiaria a ninguna de
las partes.
En este caso,
todavia no hemos obtenido una respuesta que nos indique que el espiritu
mediador tambien les guia a ellos, pero persistiremos en el intento.
El tercer caso,
es de mas compleja intervencion, puesto que atañe personalmente a uno de
nuestros socios en un tema de plagio de su trabajo intelectual en la web de una
asociacion de mediacion amiga. Pero, de la misma manera, hemos echado mano del
talante mediador de ambos implicados y el asunto esta en vias de pronta
resolucion.
Siempre hemos
confiado en que la mediacion gane la partida, e incluso la guerra, a la
judicializacion de los conflictos.
Y es que en
mediacion, el dialogo es nuestra herramienta pero la creatividad es quien la
afila.
Mantened siempre
afilada vuestra herramienta.
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